"Dnd stas??" decía el mensaje en su celular. Venía de Sandra. Nunca pudo entender por qué le respondió. Simplemente le escribió "Vips". Ella sabría donde encontrarlo. A la media hora, entró por la puerta del restaurant. Andrés veía perdidamente hacia una ventana junto a la que estaba sentado.
- Andrés, tenemos que hablar.
Él permaneció callado.
- Mira, quiero a tu hermano. ¡Carajo! ¡Tú más que nadie sabe cómo nos queremos! Pero...
Se hizo un silencio incómodo. Esos silencios que presagian las mejores o las peores noticias. Sólo se oían las conversaciones ajenas. Las conversaciones entremezcladas de los comensales que estaban alrededor.
- No lo amo Andrés... Y quiero que sepas que tú eres el dueño de mi corazón.
Andrés se limitó a voltear a ver su taza de café.
-¿Vas a pedir algo? -preguntó.
-No, nada, gracias.
Andrés lanzó un suspiro.
-¿Sabes siquiera en lo que te metiste?
Sandra quedó desconcertada. Era una pregunta como cualquier otra. Pero ésta en particular no tenía una respuesta sensata. Una respuesta válida. Vaya, siquiera no tenía respuesta. Un largo silencio fue acompañado de la pregunta.
-¡Qué pedo pendejo! ¿Y qué haces aquí hija-de-puta? ¡No tienes suficiente con lo que me haz hecho! -Llegó intempestivamente Carlos gritando. Los comensales hicieron un silencio y se quedaron viendo al trío. -¡Vaya que me han visto la cara de pendejo los dos! ¡No quiero saber de ustedes! Por mí lánzate de puta, te queda bien y a ti... A ti te digo que ya no tienes hermano, cabrón. -Dicho ésto, Carlos salió del establecimiento.
Sandra lloraba. Andrés, con la calma que le caracteriza, no hizo comentario alguno. Se limitó a observar su café.
-¡¿Qué coño te pasa Andrés!? ¡Ni siquiera has volteado a verme!
-No tengo necesidad -dijo levantándose y dejando un billete de 100 pesos sobre la mesa. -Pagas por favor.
* * * * *
Carlos no había llegado a casa. Eran las dos de la mañana. "Estás raro hijo ¿qué te pasa?" preguntaban sus padres. Sólo se limitaba al clásico "Nada, estoy bien, nada raro".
Sonó el teléfono. Estela contestó.
- ¡Alberto! ¡Alberto! ¡Ven por favor! -empezó a gritar hacía su esposo. Éste corrió enseguida a donde se encontraba su mujer. A su vez, Estela le dió el teléfono y se sentó a llorar. Alberto sólo se limitó a colgar el teléfono con la vista perdida y llena de lágrimas.
Carlos había destrozado su auto esa noche saliendo de un bar. Iba por el periférico. No se percató que de la lateral venía un tráiler a alta velocidad y perdió el control del vehículo, un Bora. Se estrelló en un árbol e instantáneamente perdió la vida prensado. Las autoridades informaban de un grado de ebriedad de 0.203 por lo que dedujeron que era imposible que hubiera podido reaccionar a tiempo sobre la presencia del tráiler.
La ceremonia en el panteón estuvo acompañada de lluvia. Todos los presentes lloraban, unos más por conveniencia que por el verdadero dolor. Estela y Alberto estaban destrozados. Sandra se limitaba a llorar por ratos. De alguna manera, sentía que tendría el camino libre para quedarse con Andrés. Éste a su vez, permanecía extráñamente serio, inmóvil, como incrédulo. Se limitaba a ver el cajón de su hermano.
Al terminar el sepulcro, Andrés se volteó hacia Sandra con una extraña mirada. Esas miradas que sólo pueden matar, acompañada de una sonrisa maquiavélica.
-¿Recuerdas que te pregunte si sabías en lo que te habías metido?
Dicho ésto, sacó de su bolsillo un papel y se lo tendió. Ella lo tomó. Sentía un desconcierto terrible. Aquel desconcierto que se siente como si estuvieras en medio del desierto solo. Andrés dió la media vuelta y se marchó, todavía con la sonrisa en los labios.
Ella abrió el papel y leyó. Lo dejó caer y ella a su vez cayó de rodillas llorando. En medio de la lluvia, se alcanzaba a ver la siguiente leyenda:
"Estúpida. El tenía SIDA y yo soy homosexual"
Increible y sorpresivo final. Eres muy bueno. De a poco, cada vez voy descubriendo más y más talento.
ResponderEliminarYo como tú, soy Guanajuatense de nacimiento pero ahora radico en Michoacán. De verdad digo EUREKA!! por tanto bueno en tan poco tiempo.
Saludos para ti.
Tómala¡
ResponderEliminarSobran las palabras.
Saludos.
Mariposa:
ResponderEliminarAquí andamos paisana, me gustó mucho tu blog. Un saludote!!
Querida Malquerida:
El karma mi Malquerida, el karma... Todo se paga en ésta vida y era canija la Sandra...
Cheers...
Hola! ... Me gusto mucho tu historia Anrkista .. un final algo inesperado y maquiavelico.. pero me encanto.
ResponderEliminarTe sigo..
Sldos.
ah!!! que final... excelente, simplemente excelente.
ResponderEliminary que sigue??
Culero, eres un culero.
ResponderEliminar1. La gente que va a lo funerales, no finge llorar, llora y punto. No concibo gente que lo haga como acompañamiento.
2. Ah qué vieja tan pendeja. No hubieras matado a Carlos por culero, que vida el resto de su enfermedad.
3. No se vale, la mujer es la que se chinga por nada, no se vale. No entiendo el odio de Alberto hacia Sandra, no tiene por qué ser tan cruel con ella.
Lo siento, lo siento, pero cada día me veo en la necesidad de ser un poco mas feminista, aunque creeme, no lo soy para nada, pero esta sociedad tan jodida me han orillado a serlo.
Odio a los escritores, que condenan a la puta, ¿por qué carajos el peso es funesto sobre la inmoralidad de una mujer? ¿qué les hicimos para que nos traten así hasta en la literatura?
Un beso, ya sabes, yo soy un amor, y te dejo besos a pesar de tu historia. Chida
OMFG!
ResponderEliminarPobrecilla, creo que yo también lloraré de rodillas.
Querida Zully:
ResponderEliminarGracias por tu visita. Mirá que, no encontraba un final y de repente me acordé de Cruel Intentions y sí me lo saqué de la manga, jajaja... Un abrazo!!
Estimada Almendra:
Mirá que, muchas gracias por el cumplido, jiji... Veremos qué historia sigue, ando viendo alguna...
Queridísima Geisha:
Siii!! Soy un culero!!! Jajajaja...
Mi ex-esposa me lo dice cada que me habla por teléfono... Ella si es feminista, jajaja... Mirá que, el punto álgido de esto, es que les cambié el destino a los personajes, no dejé que el karma hiciera su trabajo... Adoro a las mujeres, las amo, sean putas o santas, bonitas o feas... Yo vengo de una!!! ¿Cómo no quererlas? Un abrazote mi Geisha querida...
Estimada Annie:
Mirá que, muchas veces, antes de dormir, me canso de llorar para dormir a gusto... Llorar de rodillas, por cierto... Un abrazo...
Cheers...
AYYY PILIN
ResponderEliminarNO MANCHES ME TUBE QUE LEER LAS 3 PARTES EN UN RATITITO
AHHH EXELENTE
DEMACIADO BUENA
PERO CUAL ERA EL DEL SIDA Y CUAL EL HOMOSEXUAL?
BUENO CREO QUE EL HOMOSEXUAL ERA ANDRES NO?
COMO SEA
SIMPLEMENTE ME ENCANTA TU FORMA DE ESCRIBIR
woooooooorales! que buena está esta historia! me entretuviste un muy buen rato! y que buena coleccion de insultos...
ResponderEliminar¡Órale! chida historia. No me esperaba el fina, y creo que es lo que la hace interesante.
ResponderEliminarSaludos.
Chale, para serte franca la historia completa me la había devorado, aunque el final estuvo baraton,bueno, en mi humilde opinión.
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