viernes, 10 de abril de 2009

La duda - Segunda parte

La historia de Sandra

Recuerdos nublados de reuniones familiares, fiestas de cumpleaños, visitas a parques inundaban tu mente. No podías recordar la última vez que dijiste un "papi" o un "mami" con devoción hacia ellos. Fuiste la niña linda y tierna de la que cualquier padre podría estar orgulloso. El tuyo, siguiendo la rica tradición familiar, heredó un emporio consistente en una fertilizadora, varias propiedades y una cadena de mueblerías a nivel nacional. Nunca faltó nada, salvo el calor de un verdadero hogar, el cuál se llenaba con objetos para saciar la inmunda soledad.

Eres la última de 4 hijos, la única mujer. Es por eso que aprendiste rápidamente que los hombres son unos cabrones. Aprendiste las mañas para engatuzar a las mujeres, a cómo seducirlas y llevarlas a la cama sin inconvenientes. Es por eso que desde que empezaron a pretenderte, fuiste selectiva. Jugabas con más de uno a ser su novia, solo para golpearle el orgullo a los juniors, los cuales despreciabas.

Fuíste la consentida de papá, desde pequeña se cumplían tus caprichos. Tuviste una supremacía entre tus hermanos al sentirte siempre protegida. Sin embargo, nunca tuviste problemas con ellos y siempre te cuidaban en las fiestas. Es por eso que te volviste una niña nice, porque pensabas que eso era lo debías ser. Fiestas del jet set, con niños fresa que pululaban por toda tu esfera, eran cosa de cada fin de semana.

Una noche, cuando tenías 16, llegaste a tu casa y ésta aparentaba el vacío común. Habías llegado más temprano de lo avisado, ya que la fiesta era un asco. Cuando prendiste la luz, descubriste a tu padre cogiendo en medio de la sala con Angélica, la prima de tu madre. La imágen te quebró en mil pedazos y la admiración hacia tu padre se fué a la goma. De repente todo en tu vida no tenía sentido. No hablaste en dos semanas, te encerraste en el mutismo y nadie sabía lo que te pasaba. Tu padre, a modo de consuelo, te envío de vacaciones a Europa con tus amigas. No hubo tal consuelo, y en cambio el rencor aumentó.

Aprovechaste la situación. Decidiste vengarte de tu padre chantajeándolo para conseguir objetivos absurdos: excursiones mochileras a Argentina, fiestas en los jardines de la casa y tener novios desagradables a la vista.

Adorabas a tu madre. Un mal día falleció. Un ataque al corazón fulminante. Su muerte acabó por desmoronarte. Admiraste siempre su sumisión y la categoría y sapiencia de la que gozaba. Jamás viste escenas desagradables de su parte y hasta su muerte, nunca dejaste de quererla.

Todos tus hermanos fueron forjados en el Tec. Tu no. Odiaste esa vida. Odiaste todo lo que había alrededor. Preferiste ser una más. Pasaste dos años sin estudiar. Llegaste a trabajar en un McDonalds, en un Seven Eleven y de bartender en un antro. Quisiste experimentar la vida como tal, pero no encontrabas consuelo. Es por eso que cuando el dueño del bar, un tipo de 30 años, casado, te dijo que quería algo más contigo, aceptaste. Te entregaste a él y supiste por fin lo que era el sexo. A partir de ahí, fueron incontables las experiencias sexuales. Encontraste un escape en cada relación y pudiste desahogar un poco el vacío existencial.

En una fiesta familiar conociste a Carlos, hijo del mejor amigo de tu padre, y decidiste que era hora de hallar la salida. Él tenía dinero, era atractivo y tenía una carrera política asegurada. Ese día tuvieron relaciones en el baño y hubo una chispa. Los dos tenían un apetito desmesurado por el sexo. Y es por eso que decidiste estudiar Ciencias Políticas en la UNAM. Sentiste que debías tener un camino afín para poder compenetrarte más con él. Tu padre lo vió como una buena influencia y aprobó el compromiso. No tenía más remedio, era el hijo de su mejor amigo.

Una vez, cuando llegaste a la casa de Carlos, Andrés te abrió la puerta y lo abrazaste. Sólo te ruborizaste cuando te apartó y te dijo: "Soy Andrés, mucho gusto. Enseguida le hablo a Carlos". Hubo algo en él que, a pesar de ser su gemelo, viste diferente. Tal vez la mirada serena, la voz, incluso algo en el físico o la manera de vestir que te aprehendió. Quisiste pensar que era un capricho u obstinación, y decidiste hablar de casarte con Carlos. Pero conforme pasaban los meses, te diste cuenta que ese capricho se convertía en admiración y no dejabas de pensar en él. Entonces decidiste dar el salto y arriesgarlo todo, incluso tu futuro...

10 comentarios:

  1. A veces uno tiene que jugarsela por ser feliz, no es suficiente 'solo vivir'

    Besos duplicados
    A

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  2. Hola Anarquista!

    aqui pasando a conocer tu blog...
    se ve interesante y tengo que descubrir porque te pusieron el aviso preventivo..jeje
    apenas inico a leer...veamos....

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  3. Si... Hay que tomar el riesgo...

    Cheers...

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  4. Jijiji... De hecho, este blog es mi desagüe mental... Lo bueno (dizque) está en Eureka!: http://gammamich.blogspot.com o si te interesa la tecnología, puedes visitar Gadshits: http://gadshits.blogspot.com

    Cheers...

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  5. Esa chica sí tiene sangre en las venas

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  6. Hello solo pase a conocer, me gusta el otro blog pero mi retraso tecnologico no me alcanzo para descifrar el como comentar ahi. Bueno besos y por ahi nos estamos leyendo!!

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  7. Ya lei todo tu blog, bueno los unicos tres posts, y super wow el primero de la decepcion me encanto! ahh esas decepciones que nos hacen saber que tenemos un corazon unicamente porque este se rompe y esta serie de "la duda" va bastante bien, me encanta la narracion en segunda persona.

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  8. ah! que buena historia, me la comí todita de un solo tajo, claro sin dejar de saborearla...

    ahora iré al primer capitulo.

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  9. Suerte con este. Esta buenisimo.

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